Capítulo 2

Tres patrullas de la bonaerense circulaban por una calle paralela al riachuelo a gran velocidad.- Las sirenas aturdían los sentidos, la mañana recién despertaba y la noticia irrumpió en el departamento de policías como una espada filosa.-
A la izquierda, un río atestado de materiales pesados y venenosos, había dado cuenta de toda la fauna ictícola que el algún tiempo supo existir.-
Cientos de fábricas vertían, impunemente y desde hacía años, sus productos tóxicos, malogrando cualquier tipo de especie viviente que se atreviera a internarse en esas aguas, seres humanos incluidos.-
La fábrica petroquímica estaba a la derecha, del otro lado de la ancha calle de tierra y era la última fábrica que las patrullas debían sortear para llegar al lugar que buscaban.-
Un paro del personal y una olla popular había apostado a casi doscientos empleados en la puerta de la empresa ejerciendo una especie de piquete, por donde no entraba ni salía nadie.-
Ocupaban toda la calle, atravesándola casi hasta el borde mismo del arroyo.- Bombos, pancartas y cánticos alusivos mantenían en vilo la tranquilidad del barrio desde hacía más de una semana.-
-Jefe, no vamos a poder pasar por acá, tenemos que dar un rodeo, la calle está cerrada por la gente de la huelga-
Le dijo el policía que iba de acompañante.-
-No te hagas problema, si no se corren va a haber unos cuantos negros de mierda menos en este país.-
El policía lo miró desconcertado y molesto por el adjetivo peyorativo que usó su jefe, pero no dijo nada.-
La patrulla imprimió mayor velocidad y las sirenas volvieron locos a todos.-
En un momento a unos cien metros, una pared humana les cerró el paso, pero ni un atisbo de disminuir la velocidad apareció en los ojos del jefe.-
El acompañante, se agarró muy fuerte del costado de la cabina y se tiró para atrás.- La colisión iba a ser violenta si seguía en esa dirección y sin levantar el pié del acelerador.-
¡¡¡ No jefe!!! Gritó.-
Pero cuando faltaban unos cincuenta metros, mágicamente, la horda humana les abrió un pequeño paso por donde atravesaron a la muchedumbre, que los insultó y hasta les arrojó un par de piedras.-
-Viste, son todos unos negros cagones, ven una patrulla con la sirena prendida y se les cierra el culo-
-Pero jefe, a esa velocidad, si no se corrían..........-
-Llegamos- interrumpió el jefe sin molestarse en saber que pasaba atrás suyo.-
Las otras dos patrullas pasaron a igual velocidad entre medio de insultos y gritos de los manifestantes.-
Todos se bajaron de los vehículos.-
El jefe se dirigió hasta la orilla del riachuelo, adonde ya había más policías.-
Los tripulantes de las patrullas que recién llegaban, se bajaron y se miraron entre sí.-
Uno de ellos, se llevó el dedo a la sien y sugirió con un movimiento giratorio de la mano, que el jefe estaba totalmente loco por lo que acababa de hacer.-
Otro sacó un pañuelo y se secó la transpiración mientras los otros dos restantes, se apoyaron unos minutos reponiéndose de los nervios, a los lados de los autos.-
-Está totalmente sacado, casi atropellamos a un montón de gente- Dijo uno de ellos entre sorprendido e indignado.-
-Si, este caso lo tiene volado- Le respondió el compañero.-
El riachuelo mostraba una barranca casi desposeída de vegetación, con una tierra negruzca que descendía en un ángulo muy pronunciado, casi cuatro metros hasta una pequeña playa de barro oscuro, muy contaminado.-
Casi escondido a la vista, desde arriba, pero bien visible desde la playa, un enorme caño de unos dos metros de diámetro, vertía productos tóxicos directamente desde la industria petroquímica, que al día de hoy sumaba una semana sin poder trabajar debido al paro de los operarios.-
Una gruesa soga atada a un frondoso árbol servía como único medio para subir y bajar de la estéril barranca.-
Justo adelante del caño de desagüe de la petroquímica, se podían notar desde arriba los cuerpos inertes de dos pequeñas nenas, cubiertas con lo que parecían vestiditos blancos.-
Un agente de la policía, enfundado en un atuendo plástico y botas especiales, caminaba por el barro hundiéndose los pies casi hasta las pantorrillas buscando algo, aunque todavía no sabía qué.-
Personal de la oficina del forense examinaba los dos cuerpitos sin tocarlos.- Recién habían llegado.-
¿Hay algo nuevo? preguntó el jefe a uno de sus hombres que vestía de civil y desde el borde de la pequeña barranca miraba el panorama desolador.-
-Son muy chiquitas- Dijo con tristeza.-
Los cuerpos eran solo visibles desde sus espaldas, ya que el ser arrojados, habían caído boca abajo.-
La más pequeña tenía los bracitos abiertos en cruz, Pero a la mayor, se le notaba claramente que los tenía atados a la espalda.- Las dos estaban con las piernas estiradas y abiertas.-
-Las asesinaron- espetó el jefe indignado.-
-Parece que sí-
¿Quien puede ser tan hijo de puta? exclamó estupefacto ante el macabro espectáculo.-
¿Vas a poder encontrar algo? Le gritó desde arriba al médico forense que estaba al lado de los cadáveres.-
-Muy difícil, el ácido de la petroquímica les barrió toda la parte de adelante, solo se ven los huesos, ni los rostros existen.- Solamente nos queda la parte de atrás, espalda, nalgas, piernas, bracitos y la nuca con el cabello.- Poco, muy poco, pobrecitas-
¿Tenés idea de cuando pasó?
-Dos o tres días no más, el ácido no da tregua, come cualquier cosa y muy rápido, en esta zona está muy concentrado-
¡¡¡ Jefe !!!
Gritó el hombre enfundado en el traje de plástico blanco.-
Todos miraron unos metros río arriba y lo vieron con el barro hasta las rodillas.-
Entonces, levantó la mano con algo redondo.-
¿Qué es? le gritaron.-
-Un cráneo.......chiquito………...parece que es de una criatura-
¿Que?
Lo lavó con un poco del agua sucia y lo levantó para que lo vean todos.-
Efectivamente, era un cráneo y bastante pequeño.-
-Buscá un poco más a ver que encontrás, pero no te metás mas adentro que vas a terminar hundido hasta los hombros-
Otro hombre, se enfundó uno de los trajes de plástico y se acercó a su compañero para ayudarlo en la búsqueda.- Se fueron pasando el cráneo de mano en mano hasta llegar al forense que lo recibió y lo acomodó adentro de una bolsa de plástico especialmente preparada para guardar las pruebas.-
Una ambulancia llegó al lugar y un par de paramédicos bajaron una camilla.-
-Le pifiaron- Dijo el jefe mirándolos detenidamente.-
-Lo que necesitamos son dos bandejas de acero inoxidable…....una morguera.-
Uno de los paramédicos se acercó al borde.-
¡¡Por Dios!!
¿Que es eso?
-Esa es la obra de algún hijo de puta, que cuando le ponga las manos encima lo voy a empalar justo adelante del obelisco- Le dijo el jefe completamente indignado.-
-No puede ser un ser humano que haya hecho eso-
¿Sabés? - de los marcianos que conocemos no hay ninguno que sea tan atorrante y bestia como para llegar a semejante bajeza, así que efectivamente, esto es obra de uno o más seres humanos, si es que se pueden denominar así-
Los dos enfermeros llevaron la camilla nuevamente a la ambulancia y por radio comunicaron que necesitaban un furgón con camillas mortuorias.-
¡¡¡ Jefe !!!
Otra vez el hombre del traje plástico pero con la voz apagada, el tono daba a entender que comenzaba a preocuparse.-
-Otro más-
Gritó levantando otro cráneo.-
Enseguida dos de los policías, se colocaron las mismas ropas plásticas y bajaron para ayudar a recoger más evidencias.-
Mientras tanto, los dos forenses, ayudados por otros efectivos, trataban de despegar del barro los dos cuerpitos semienterrados.-
-Despacio, que se va a desarmar- Le dijo uno al otro cuando trató de levantar a la más chiquita.-
¡Dios, está completamente destruida!
Los ojos de le enrojecieron y una lágrima rodó por una de sus mejillas.-
-Pobrecitas, cómo debieron sufrir-
Lentamente, lograron desencajar lo que quedaba del cuerpito y lo apoyaron delicadamente sobre una bolsa de plástico.- El rigor mortis de la pequeña, la hizo mantenerse con los brazos extendidos hacia los costados, pero absolutamente todo el frente de su cuerpo había desparecido.-
Quedó boca abajo sobre el plástico mientras comenzaron a quitar a la mayor.-
El cuerpo estaba un poco más completo y pudieron quitarlo del barro casi sin complicaciones.- La apoyaron boca abajo sobre otro plástico en espera de las camillas de la mortuoria.-
Uno de los hombre, le tocó las manitos atadas en la espalda.-
-Precintos, la ataron con precintos de plástico- dijo indignado.-
-No toquen nada más- Les pidió el forense, pensando poder rescatar algo que ayude a identificarlas y que dentro de lo posible, colabore con el descubrimiento del o las bestias que llevaron a cabo aquel aberrante hecho.-
Lentamente algunos de los empleados de la química, al ver el movimiento de la policía a escasos sesenta metros desde donde estaban, comenzaron a acercarse.- No habían vallado el perímetro, por lo que llegaron hasta el borde mismo de la barranca.-
¿Que es eso? dijo uno de ellos con los ojos totalmente desorbitados.-
¡¡¡Nooo, Dios mío!!! Gritó otro al ver los cuerpitos.-
Enseguida, los demás compañeros comenzaron a arremolinarse alrededor de los policías.-
-Por favor, háganse a un lado que necesitamos subir los cuerpos- Les pidió el jefe amablemente.-
¿Por esto casi nos atropellas? preguntó uno de los empleados de la química.-
Un imperceptible movimiento de la cabeza afirmó la respuesta mientras miraba con tristeza para abajo.-
El hombre miró nuevamente para abajo, luego alzó la vista, le miró detenidamente los ojos del jefe que estaban clavados en algún punto de la sucia playa, suavemente le palmeó el hombro en señal de aprobación y se alejó con los ojos enrojecidos.-
A lo lejos se escuchó la sirena de la ambulancia del equipo forense.- Los hombres le abrieron paso sin decir nada.-
¡¡¡ José !!! Gritó desde unos treinta metros uno de los muchachos que estaba en medio del barro.-
¿Que?
¡Mandame dos bolsas de plástico grandes, que esto va más allá de lo que nos imaginamos, cuando lo veas te vas a asustar!
Le gritó y siguió buscando.-
José se colocó el último traje y se metió en el barro.-
El jefe los miró y le dijo a uno de los suyos:
-Un gasto más para el presupuesto municipal, cuando salgan, esos trajes los vamos a tirar a la mierda, no sirven más-
¡Dios! exclamó el camillero cuando se acercó para ver como iban a bajar las bandejas de acero y vio los cuerpos.-
Se dio vuelta, lo miró al jefe y le dijo con seguridad:
¡No es una violación!
¿Como que no? ¡A esas pendejas las hicieron pelota y después las tiraron a la basura!
-Sí, pero no es una violación común, no las violaron y las mataron, las dos están vestidas exactamente iguales.- Estas nenas forman parte de una organización que las vende al mejor postor.- Se les fue la cosa de las manos y trataron de hacer desaparecer la evidencia, pero no es una violación común, sino, para que vestirlas de impecable blanco y exactamente iguales- ¿Además, para que las van a atar? Aseguró girando la cabeza para mirar los cuerpitos abajo de la barranca.-
-Buen punto-
Le dijo el jefe casi asombrado por la forma directa y tranquila con que el hombre descargó su parecer.-
El hombre se dio cuenta que el jefe lo miraba asombrado, se sonrió tristemente y le dijo:
-Son muchos años en este oficio-
Se encaminó hacia la ambulancia y con la ayuda de su compañero, bajó una de las bandejas.-
Ataron la soga de una de las manijas y la comenzaron a deslizar hacia abajo.-
Los médicos forenses, la agarraron y la acomodaron al lado de la nena más chiquita.-
Despacio para que el cuerpo no se desarme, lo acostaron sobre la bandeja y lo ataron con unas sogas para que no se resbale cuando lo subieran.-
Despacio, fueron izándolo hasta el borde.-
Igual trabajo fue con el cuerpo de la nena más grande hasta que estuvieron los dos sobre el vehículo.-
Lentamente, sin sirenas ni estrépito, con la solemnidad y el respeto que merece un hecho de esa magnitud, se fueron alejando.-
Los hombres del piquete, completamente silenciosos, les abrieron al camino y también, uno a uno, comenzaron a retirarse de las puertas de la industria.-
El tema no daba para más, la congoja les oprimía el pecho.-
Más de uno tenía hijas de la misma edad y no pudieron esperar ni un minuto más para encontrarse con ellas y abrazarlas muy fuerte.-
Ignacio López se llamaba el jefe, pero en la delegación, todos le decían Nacho.-
Cuarenta y cinco años recién cumplidos, casado y con una nena de 8, tuvo la misma sensación y urgencia, pero la necesidad de esclarecer el hecho, solo le permitieron tomar el celular y llamar a su casa.-
Se acercó a la patrulla.-
-Hola Inés......Nacho habla.......cómo estás......llamala un segundo a la Luly.....después te explico....llamala por favor.-
-Luly- Dijo cuando la nena atendió, pero se quebró.- Los ojos se le llenaron de lágrimas y la voz se hizo barro, ese mismo barro horrible y contaminado del riachuelo.- Y no pudo hablar.-
-Luly.....te amo, dame con mamá.......Inés, voy a llegar tarde, pero esperame despierta por favor......No nada, solo que necesito estar con las dos, juntos....vamos a ver un rato la tele....¿Sí?....Chau, las amo- Y cortó.-
Un pañuelo fue el cofre para sus lágrimas y tratando que no lo vean sus compañeros, respiró hondo, trató de refrescarse la cara con las manos y volvió al lugar del hecho.-
Lejos, casi a 50 metros de ellos, río arriba, los cuatro hombres seguían recogiendo cosas y metiéndolas en las bolsas de residuos, que ya no eran dos, eran tres bolsas y estaban casi llenas.-
Los hombres del jefe subieron a las patrullas.--
-Manejá vos-
Le dijo el jefe a su compañero mirando por la ventanilla hacia afuera y concluyó.-
-Yo no tengo ganas-
La petroquímica estaba vacía, los empleados habían desaparecido, los guardias de seguridad, desde atrás del alambrado miraban para todos lados sin entender nada.- La puerta de acceso, había quedado liberada después de una semana de un piquete que no había permitido entrar ni salir nada.-
Las tres patrullas avanzaron sin sirenas y despacio, se deslizaron tristemente por ese barrio carenciado, lejos de la mano de Dios y horriblemente contaminado.- Nadie habló ni una palabra hasta llegar a la jefatura.-
El jefe se bajó en la puerta, sin esperar a entrar con los vehículos y caminó por los frescos pasillos del antiguo edificio.-
Tiró el saco sobre el respaldo del sillón de su escritorio y se dejó caer pesadamente sobre él.-
Bajó la mirada hacia sus piernas tratando de acomodar un poco las ideas, resopló y extrajo varios papeles de uno de los cajones.-
Iba a comenzar a llenar la papelería necesaria por todo lo actuado pero tiró la birome con bronca.-
¡¡¡ Mierda, mierda, mierda !!!
Gritó en vos muy baja y se paró, agarró el saco y sin colocárselo salió de la jefatura como un relámpago.-
La nueva oficina del forense quedaba a unas pocas cuadras de la jefatura y las caminó con paso muy rápido.-
Tuvo que dejar el arma, un revolver Magnum 44 y la credencial para poder entrar.-
Una vez adentro, accedió al lugar adonde habían llevado los cuerpos.-
El forense ya estaba allí y lo vio entrar.-
-¡Ja! Me imaginé que ibas a venir enseguida- le dijo sonriendo.-
-No aguanto más, las quiero ver de cerca, quiero que me cuentes todo lo que encuentres, quiero encontrar a ese hijo de puta, quiero.....
La puerta se abrió de golpe y le interrumpió su encendida alocución.-
Eran los cuatro hombres que se habían quedado adentro del barro.-
En las manos traían tres bolsas de consorcio, de las negras, grandes, casi llenas y muy sucias.-
-No lo van a poder creer, esto es monstruoso-
Dijo uno de ellos apoyando la bolsa que tenía entre sus manos en una de las camillas de acero inoxidable de la sala.-
El médico y el jefe se acercaron sin decir ni una palabra.- Abrieron las bolsas y el forense, que ya tenía guantes de latex colocados en sus manos, procedió a extraer las cosas de adentro de la primera de las bolsas.-
¡¡¡Huesos humanos !!! exclamó sorprendido.-
-Mirá el tamaño de los huesos- Le dijo uno de los hombres.-
-Son de criaturas- Se horrorizó y sin más palabras, casi brutalmente, dio vuelta la bolsa y vació el contenido arriba de la camilla.-
Unos cincuenta huesitos de todas clases se desparramaron, todavía llenos de barro.-
-Acá tenemos el premio mayor- Dijo otro de los policías y vació la bolsa que traía en la mano en otra de las camillas de acero.-
Siete cráneos pequeños y otro centenar de huesitos, algunos casi disueltos por los ácidos les hicieron estremecer los cuerpos.-
¡¡¡ Hijos de puta, es un cementerio de pendejos!!!
Exclamó sobresaltado el jefe.-
¡Inconcebible! dijo el médico sin retirar la mirada de la camilla.-
¡Y acá hay más!
Dijo el tercer hombre dando vuelta la otra bolsa.-
Tela blanca, muy destruida, pero se notaba perfectamente que era igual a la de las dos nenas muertas.- Entonces, uno de ellos, agarró un pedazo de tela, muy sucia y rota, la levantó con los dedos y ante el asombro de todos los presentes, desplegó un vestidito exactamente igual al de las nenas.-
-No las violaron-
Dijo en voz alta el jefe.-
¿Como que no las violaron? Le recriminó uno de ellos.-
-Sí, seguramente las han violado, pero no es una violación común, seguida de muerte, el muchacho de la mortuoria tenía razón-
¿A ver? Dijo y caminó hasta adonde estaban los dos cuerpos.-
Les levantó lo que quedaba de la falda del vestido, primero a una y después a otra.-
¿Que hacés?
-Tienen la ropa interior puesta, fijate, son exactamente iguales, están bien colocadas, si las hubieran violado en el barrio, ¿para que las iban a vestir casi uniformadas y para que les iban a poner la ropa interior, además, para que las iban a atar ?, las hubieran violado, matado y listo-
Aseveró.-
-Son de otro lugar, hasta tal vez de otra ciudad, están traficando sexo con las nenas......¡¡¡es una puta organización!!!.- Esto va más allá de un tema doméstico, esto es fuerte, muy fuerte-
Resopló casi satisfecho con la explicación que había logrado.-
¡¡¡ Puta!!!
Exclamó el médico afirmando toda la historia.-
-Vamos a la oficina, quiero reunión en media hora-
¡¡¡ Yaaa!!! !!! Vamos ¡¡¡ gritó y todos salieron corriendo.-
Se dio vuelta mirando al médico.-
-Por favor, que no se te escape nada, haceme un informe para mañana a la mañana, lo quiero urgente, y por favor, decime que las mataron antes, no quiero escuchar que las tiraron vivas, por favor-
Todos los policías se marcharon y el médico se sacó los guantes sucios con el barro contaminado, se colocó unos nuevos y se acercó lentamente a la nena más chiquita.- Tenía un arduo trabajo por delante, y nada había que le de más bronca que revisar el cadáver de una criatura.- Simplemente lo acongojaba, haciéndole mucho más difícil la tarea, pero sabía que mientras más se demorara, otras criaturas podían seguir el mismo camino y decidió quedarse toda la noche si fuera necesario.-
Una veintena de hombres y mujeres, uniformados y de civil se apiñaron en una de las oficinas que usaban para ese tipo de reuniones.-
Las mujeres estaban horrorizadas y el comentario generalizado denotaba que los nervios estaban a flor de piel.-
El jefe entró rápido saludo al voleo y sin preámbulos fue directo al grano.-
-Quiero los informes de todas las denuncias de los últimos días de criaturas desaparecidas de todo el país.- Metan gente en los puntos más calientes y que pregunten en los prostíbulos para ver que sacamos en claro.- Acá hay fotos de lo que quedó de los cuerpos, pero en la más grande, el vestido se ve perfecto, y la ropa interior también, al menos la parte de atrás.- Quiero que busquen adonde pueden vender este tipo de prendas, a la mañana vamos a tener un informe del forense y seguramente podremos conocer la fibra con la que están confeccionados.-
¡¡¡Chicos!!! les dijo a todos en forma coloquial.-
-Esto es groso, levantemos todas las piedras que encontremos porque más criaturas pueden sufrir lo mismo.- No nos dejemos estar, mientras más rápido resolvamos el caso,. más vidas vamos a salvar- Dijo y una lágrima se le escapó inconcientemente y rodó por su mejilla.-
Sacó su pañuelo sin disimulo, se la secó y dijo con los ojos enrojecidos.-
-Mi hija tiene la misma edad que esas criaturas.- No podemos demorarnos ni un segundo.-
Las fotos pasaron de mano en mano y varias de las chicas se pusieron a llorar, pero todos se levantaron y se fueron a sus lugares de trabajo.-

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