Hediondo.-
Esa era la palabra exacta para describir el espeso ambiente que flotaba en el enorme salón de la redacción del principal diario de la ciudad.-
Al espeso humo de cigarrillo que oscurecía la visión y hacía casi imposible respirar con normalidad, se le sumaba el olor cada vez más penetrante a transpiración.-
Tres días que no funcionaba el aire acondicionado y en ese edificio "inteligente", que todo lo hace de manera artificial, hacía tres días que el aire fresco brillaba por su ausencia y como esa falla nunca estuvo prevista, tampoco se había previsto que las ventanas pudieran abrirse.-
Casi cien personas luchaban para sostenerse en pié, acaparando cada pequeño soplo del exiguo aire que desparramaban ventiladores conseguidos de apuro, pero que lo único que hacían, era mover el calor de un lado para el otro.-
Escritorios por doquier, mal acomodados, llenos de papeles, carpetas, computadoras y el sonido permanente de casi un centenar de teléfonos era al paisaje habitual, solo alterado por el intenso calor que reinaba en la sala de periodistas.- Gente que iba y venía, enloquecidas, desorbitadas, con papeles en las manos, hablando por celulares, un enjambre de hombres metidos de lleno en el trabajo de cada día.- Todo servía, todo estaba bien si se trataba de que el diario salga con la mejor “tirada” posible.- Necesitaban ser los primeros en todo….siempre los primeros, aunque el calor les derritiera el cerebro.-
¡¡ Romero........ !!
Se escuchó desde uno de los extremos del salón.-
Más allá de la mitad del recorrido del largo salón, sobre uno de los tantos escritorios, yacían moribundas cientos de hojas de papel esperando ser procesadas y una veintena de carpetas que conformaban una nada despreciable columna tapando la visión de la persona que allí trabajaba.- El teléfono sonaba desesperadamente.-
Lentamente, mientras tomaba la llamada y escuchaba el informe que le llegaba desde el otro lado de la línea, la cabeza de Romero se fue asomando por arriba del montón de papeles y trató en vano de determinar quien vociferaba su nombre.-
¡¡ Romero..... !!
Se oyó de nuevo.-
-Ya voy jefe- Respondió estirando el cogote hasta lo imposible, tapando con la mano el micrófono del aparato.-
Nariz aguileña, orejas lastimosamente salidas hacia afuera de la cara, ojos literalmente aplastados por gruesos vidrios de lentes con marco de pasta negra, enormes.- Una incipiente barba de varios días, dos dientes delanteros que le dejaban abierta la boca aún cuando estaba cerrada y el rostro anguloso, daban el aspecto cruel de una caricatura viviente.-
Se puso de pié sin colgar el auricular.- Contestó escuetamente y cortó.-
Sacudió una a una sus dos largas piernas para acomodarse el pantalón, que de tanto estar sentado parecía un acordeón, acomodó unos papeles que se deslizaron peligrosamente hacia el piso, los aplastó con una abrochadora para evitar que el viento del ventilador los vuele y comenzó a caminar hacia la oficina de su jefe.-
Flaco, con figura desgarbada y andar cansino y largas zancadas, le había hecho ganarse el mote de "pantera rosa" por parte de sus compañeros de trabajo.-
Cuando el jefe lo vio venir sonrió, giró su cuerpo y volvió a entrar al espeso calor de su oficina.-
Giuseppe Cancinelli se llamaba.-
Italiano de pura cepa, pero todos le decían José.- Era el jefe de todos los periodistas y como tal, los años lo habían hecho merecedor del cargo, del respeto de todos los empleados y del reconocimiento de los dueños del periódico.-
El cargo que ocupaba no estaba claro en los escalafones de la empresa, pero eso no importaba, porque era él quien tomaba las últimas decisiones, las más trascendentales.- Era en definitiva quien marcaba el rumbo periodístico del diario.-
La espalda se veía lastimosamente marcada con el respaldo del sillón que le había, literalmente, pegado la camisa llena de agua, contra la piel.- Dos enormes aureolas le remarcaban las axilas y desde el cuello le bajaba un torrente de sudor que se perdía en la enorme panza lograda a costa de litros de cerveza.-
Pero el nudo de la corbata, era cuestión aparte, siempre estaba perfectamente ajustado al cuello de la camisa………abotonado.- Podía estar muriéndose, pero la corbata impecablemente ajustada, era el sello particular del jefe.-
Se sentó mientras encendía el décimo cigarrillo de la mañana.-
Dos golpecitos sobre el borde del marco de la puerta abierta, precedieron a la cara transpirada de Romero.-
¿Jefe, me llamaste?
Treinta años de redacción gráfica en distintos periódicos les había formado una amistad incondicional que trasladaban desde lo personal hasta lo profesional.-
Antonio Romero era el encargado de redactores del periódico y el hombre de confianza del jefe, además de su entrañable amigo.-
-Pasá que necesito hablar con vos por un asunto-
¡¡Senta....senta....aaa....aaaaaa...aaaaaatchíssss!!, estornudó el jefe empapando de saliva los papeles que estaban arriba de su escritorio.-
Torció su cuerpo y con su mano buscó el pañuelo en su bolsillo trasero.-
-Puta madre, me resfrié, es el colmo, nos estamos cagando de calor y yo me vengo a resfriar- ¿Vos podés creer?
-No José, seguro que es el polvillo de la alfombra que se levantó y se te metió en la nariz-
Intentó explicar el amigo.-
Con la mano izquierda presionó los papeles contra el escritorio y los fue secando con el pañuelo mientras miraba al flaco Romero.-
-Que quilombo! masculló entre dientes mientras trataba de secar la saliva y dijo:
-Te llamé porque tenemos un despelote-
-Si ya sé, el accidente en la panamericana.- Hay que decirle al boludo del helicóptero que se ap......-
¡¡No, no!! -Otro-
¿Te acordás el quilombito que se armó hace unos meses en el norte, con una mina que laburaba de prostituta en un bulín rasca de Santiago?
-Sí, la cagaron a palos y la mandaron al hospital-
¡¡Exacto!! -Bueno, los jefes de arriba quieren que vayamos a cubrir la nota-
¿Que? -Pero es una boludez, tenemos el partido de boca, el accidente en la autopista, que cada vez que levantan una piedra, encuentran un cadáver, el incendio en la chacarita, el tarado del helicóptero que casi se hace mierda porque se quedó sin nafta y no sé cuantas cosas más ¿y quieren que desperdiciemos a un hombre para ir a hacer una nota pelotuda que después no la van a poner ni en el tacho de basura?-
-Veo que entendiste a la perfección, por algo somos amigos desde hace tantos años- Le dijo sonriendo con satisfacción.-
¿Y que vamos a hacer?
-No sé, buscate al novato más idiota que encontrés, dale uno de los autos, unos mangos y mandalo de vacaciones a Santiago que haga lo que pueda-
El jefe lo miró mientras daba una profunda aspirada a su cigarrillo, exhalando un espeso humo que rápidamente inundó la oficina.-
-Ah, y decile a esos pelotudos de afuera que no fumen tanto que el aire está irrespirable- Dijo mientras una densa nube de humo salía de su propia boca.-
-Lo que pasa es que si vos no....-
¿Yo que?
-Nada, dejá, era una idea tonta-
¡Bueno, no te hagás problema que yo me encargo! Le dijo el flaco Romero y se levantó despacio.-
¡José! ¿Y que le digo que busque?
¡Qué se yo, que se chamuye algún yiro que encuentre encamada con algún tipo y vea lo que puede sacarle!
Tres tipos enfundados en ropa de trabajo azul ingresaron al salón munidos de enormes valijas con herramientas y un aplauso generalizado retumbó en todo el lugar.-
Eran los del servicio técnico del aire acondicionado.-
¡¡Bien loco....hace tres días que los estamos esperando!! gritó uno de los periodistas al borde de un ataque de locura.-
Afuera, los rayos del sol taladraban los adoquines.- Ya iban más de siete días con una temperatura constante de casi 35 grados y las paredes, las puertas y todo lo tenga contacto con la luz del sol, estaba listo para derretirse.- La poca gente que se animaba a caminar por la calle, jadeaba y la ropa estaba literalmente pintada a sus cuerpos.- En una mano el portafolios y en la otra la botellita de Gatorade, eran la postal recurrente de todas esas tardes.-
Romero todavía no había salido de la oficina del jefe mientras miraba con una sonrisa torcida a los tres hombres que caminaban hacia el lugar adonde yacía inerte el equipo del aire acondicionado central.-
Se dio vuelta pensando, con la mano en la barbilla, lo miró al jefe y le dijo:
¿Lo mando al gallego?
¡¡ No!! -Ese tiene que cubrir el partido de boca, y lo necesitamos para que se cague de calor adentro de la cancha.- Nadie quiere ir-
-Buscate otro.- Alguno que recién esté comenzando y se quiera ganar el reconocimiento de los de arriba-
El teléfono del jefe sonó con insistencia.-
Levantó el auricular mientras el flaco seguía rascándose la barbilla parado en la puerta de la oficina……….
¿Quien es? contestó el jefe de mala gana.-
Con la mano tapó el micrófono del auricular y lo miró a Romero con una sonrisa.-
-El boludo del helicóptero-
Varios minutos duró la conversación y cuando colgó los dos se miraron.-
Romero le hizo un gesto con la cabeza incitándolo a contarle lo que había hablado.-
¿Vos podes creer? -está parado en el medio de un campo sin combustible y me pide permiso para irse con un chacarero que lo vio bajar, hasta una estación de servicio a buscar nafta-
¿Pero esos aparatos no llevan combustible especial?
¡¡ Que se yo!! -Dejalo, si se mata es un problema de él, de todas maneras, en cualquier momento lo rajo, antes que se mate………espero-
-Aguantalo que es buen piloto, y seguro que no vamos a conseguir nadie tan arriesgado- ¿Te acordás cuando se le puso en la panamericana adelante a un camión para hacerlo parar?
-Si, quiso imitar a ese de la película ¿como se llamaba?........no me acuerdo….....pero el mionca venía a 140 y no paró, casi se estrola y hace un desastre de proporciones bíblicas-
-Bueno, pero también logra notas que son imposibles.- Acordate cuando rescataron al nene del pozo y si no lo llevaban al hospital en menos de 30 minutos el pendejo se moría, él fue el único que se atrevió a aterrizar en ese agujerito entre los árboles, lo llevó y lo salvó.-
-Si, pero cepilló un montón de ramas y el arreglo de las palas del helicóptero me costaron diez lucas- Realmente, el pendex estaba más seguro adentro del pozo que arriba del helicóptero, no sabés como quedaron las aspas, todavía no entiendo como logró levantar vuelo.- Ese tipo es un peligro.-
-Pero mientras descendía sacó unas fotos espectaculares con la cámara que está en la panza del aparato y se transformó en un héroe nacional, acordate que bien que hablaban todos del diario.- Y todo gracias a la audacia del tarado este, además, no tiene la culpa por el combustible, siempre lleva cinco bidones llenos de nafta adentro de la cabina, que los va abriendo a medida que va necesitando, así logra una autonomía casi del doble de tiempo.- Esta vuelta, el pibe que le llenó el tanque era nuevo y ni enterado de los bidones, así que no se los cargó, él no los revisó y casi se mata-
-Se va a matar igual y con todo ese combustible que lleva adentro, va a parecer Juana de arco pero en el aire- En fin, veremos que pasa.-
-Bueno, voy a buscar a alguien para que haga el laburito-
Dicho esto, el flaco se dio media vuelta y caminó entre los escritorios buscando al indicado.-
En un rincón, debajo de una pila enorme de papeles y carpetas, Anselmo, un pibe recién recibido, peleaba contra viento y marea para disminuir la cantidad de trabajo que tenía.-
El viento del ventilador, cada tanto le hacía volar dos o tres papeles al piso.-
¡¡¡ Que te parió !!! gritó ofuscado mientras se corría sentado sobre el sillón a rueditas a buscar todo lo que se había caído en el suelo.-
¡¡¡ Ese !!! Dijo para sí mismo el flaco Romero esbozando una sonrisa llena de picardía.-
¡¡ Nuñez.......!!
Gritó.-
¿Siii?
Se escuchó desde abajo de los papeles, mientras una cara muy joven se iba asomando lentamente tratando de ver quien lo llamaba.-
-Venite que tenés que hablar con el jefe-
-Voy-
Anselmo se paró adelante del escritorio y levantó los brazos en cruz tratando de recibir en sus axilas un poco del cálido viento que salía de su ventilador.-
Tiró un par de carpetas sobre los papeles para que no se vuelen y caminó algo rápido hacia la oficina del jefe.-
Llegó junto con Romero.-
-Tenemos un laburito para vos, que te va a poner en la primera plana del diario-
Le dijo Romero pasándole el brazo por sobre el hombro de Anselmo mientras ingresaban en la oficina.-
¿Otro…….otro laburo más? Dijo el muchacho casi desorbitado.-
-Este te va a gustar, además, todo lo que tenés atrasado en el escritorio te lo va a hacer otro gil, no te hagás problema-
Anselmo lo miró sin entender, pero le sonó más que interesante.-
Una sonrisa de satisfacción se le dibujó en la cara del flaco y el jefe enseguida se dio cuenta que había dado con el hombre indicado.-
Los dos se sentaron en las sillas que estaban adelante del escritorio.-
¿Como es tu nombre? preguntó el jefe.-
-Anselmo Núñez- contestó brevemente en chico.-
-Bueno, mirá, necesitamos que cubras una nota y para eso te vas a ir de viaje a Santiago del Estero, Romero te va a dar todos los detalles, llevate una notebock, y todos los días te sentás en un café y nos mandás los avances de la nota, tenés diez días para lograr algo.- Si no conseguís nada....suicidate-
Le dijo mirándolo a Romero y los dos se rieron.-
Anselmo esbozó una sonrisa sin entender muy bien de que se trataba el asunto.-
¿Que tengo que hacer?
-Buscate un par de putas, interrogalas y tratá de llegar hasta la prosti que cagaron a golpes el mes pasado.- Preguntale que pasó.....y no sé....inventate una historia que sea interesante-
¿En que me voy?
-Te vamos a dar uno de los autos-
¿Cuando?
-Ya-
¿Ahora?
-Si, ahora, andá a bañarte, llevate ropa y tomátelas que el viaje es largo- Le dijo el jefe mientras Romero se paraba y lo tomaba del brazo obligándolo también a pararse.-
Anselmo no sabía que decir, estaba entre contento y asombrado.- Se había recibido hacía poco y que le encarguen un trabajo de esta índole, lo ponía muy contento, aunque por momentos tuvo temor de no estar a la altura de las circunstancias.-
-Romero, vos crees que puedo hacer un buen trabajo, no te olvidés que soy muy nuevo-
Le dijo al flaco mientras iban caminando hasta el escritorio.-
-Pibe, estoy seguro que te vas a esmerar y que nos vas a mandar una nota excelente, confío en vos-
Le dijo sabiendo de antemano que lo mandaban a cubrir un informe sin sentido y casi sin importancia.-
Se sentaron uno de cada lado de la mesa.- Romero sacó unos papeles de un cajón y se lo dio.-
-Llenalos, son las formas para que te entreguen el auto, la compu, un grabador, cámara de fotos, guita y algunas otras cosas que podés necesitar-
-Cuando terminés, avisame que te acompaño hasta el depósito así te entregan todo-
El pibe se fue a su escritorio y comenzó a llenar los formularios.-
Casi media hora después, Anselmo tenía todas las formas completas y se dirigió hacia el escritorio del flaco Romero.-
Los papeles desbordaban la mesa y una pequeña pila comenzaba a formarse sobre el piso, a un lado del lugar de trabajo.-
Anselmo se sentó en la única silla que se encontraba al frente del escritorio y desde atrás de la columna de papeles, Romero alzó la cabeza y lo miró con los ojos desorbitados.-
-No doy más, entre el laburo y el calor, estoy agotado-
Dijo lanzando la frase al aire, como para que la oiga quien quiera.-
-Tengo todo listo-
Le dijo Anselmo alcanzándole los formularios por encima de la enorme cantidad de papeles.-
Romero los agarró y los leyó uno por uno.-
-Bien, vamos para abajo así te entregan las cosas-
Lentamente se paró, estiró una a una las piernas para arreglarse en pantalón, con una mano se sacó la ropa interior que estaba encajada en su trasero y con la otra, adentro del bolsillo se acomodó sus intimidades.- Tomó los formularios, aplastó con varias carpetas los papeles del escritorio para que no se vuelen con el viento del ventilador y caminó seguido por Anselmo.-
¡Qué olor a bola! espetó mientras miraba hacia sus costados, con una sonrisa torcida, bien marcada en su anguloso rostro.-
Anselmo lo seguía atrás, tratando de apurar sus pasos para estar al ritmo de las zancadas que daba el flaco.-
El ascensor demoró más de la cuenta y la impaciencia lo hizo apretar varias veces el botón de llamada, como si haciendo eso, le imprimiera mayor velocidad.-
Adentro del cubículo de chapa y madera, el calor seguía siendo insoportable.-
Solo tuvieron un respiro cuando las puertas automáticas se abrieron en el segundo subsuelo del edificio y el aire fresco les golpeó dulcemente los cuerpos.-
¡¡¡Siii!!! exclamaron los dos casi al unísono abriendo los brazos para ventilarse las inundadas axilas.-
Por un pasillo largo y vacío, atravesaron varias oficinas deshabitadas y llegaron al final.-
Una puerta de madera y vidrio tenía un cartelito: " DEPOSITO, si no trae formulario ni se moleste en entrar"
Estaba cerrada.- Solo se accedía tocando el timbre y esperando que alguien, desde adentro tuviera la amabilidad de abrir con el portero eléctrico.-
Un par de minutos tuvieron que soportar, pero la espera valió la pena porque el lugar estaba increíblemente fresco, así que ninguno de los hombres se molestó.-
Se abrió la puerta y entraron.- El lugar estaba completamente cercado por una reja hasta el techo y solo se accedía a un pequeño espacio entre la puerta de acceso y el mostrador.-
Detrás del alambrado, apareció el encargado del depósito.-
¿Que hacés flaco? -hace mucho que no te veo por la cueva-
-Hola, necesito varias cosas para el pibe, que se tiene que ir a pasear- le dijo en tono sarcástico.-
Anselmo lo miró y se sonrió.-
El encargado tomó los papeles a travez de un pequeño agujerito especialmente hecho en el alambrado, para pasar algunas cosas pequeñas, los leyó despacio y masculló algo a media voz que no se pudo entender, mientras leía renglón por renglón.-
¿Está todo?
-Si, ahora les entrego las cosas-
Romero lo miró y le dijo - yo me voy porque tengo mucho laburo, te lo dejo al pibe, dale todo y explicale bien, mirá que se tiene que ir ahora mismo, órdenes de arriba-
-Estos de arriba dan muchas órdenes pero nunca bajan a laburar y a cagarse de calor como nosotros- Se sinceró el encargado bajando la vista a los formularios.-
-Ustedes acá están fenomenos, arriba tenemos el aire descompuesto desde hace tres días, no te inmaginás el calor que estamos pasando.-
¡Joderse!
-Bueno, me voy-
Le dió la mano a Anselmo-
-Pendex, que tengas buen viaje y tratá de hacer lo mejor que puedas.- Mantenete en contacto todos los días-
-Ok jefe, gracias- Le respondió Anselmo estrechándole la mano y esbozando una sonrisa casi cómplice, agradeciendo la confianza por el trabajito que le había recomendado.-
Para él, era algo muy importante y aunque todavía no sabía de que se trataba, estaba seguro que iba a hacerlo lo mejor que pudiese para conformar a sus jefes.-
En eso estaba pensando mientras veía como el flaco se iba caminando por el pasillo, rascándose sus partes íntimas.-
¡Pibe!
Le gritó el encargado del depósito desde una puerta lateral.-
-Voy-
Ambos ingresaron a la cochera del edificio y una veintena de vehículos se veían estacionados e impecablemente limpios.-
En hombre apuntó directamente hacia un Honda Civic blanco, nuevito y Anselmo se sonrió sin disimulo, pero enseguida la sonrisa se le borraría del rostro.- Justo atrás del Honda estaba su auto, un Renault 9 color gris.-
Anselmo lo miró y se dio cuenta que no estaba feo, pero obviamente no era lo mismo.-
¿Tiene aire? preguntó inocentemente.-
-Por supuesto, yo mismo le puse aire a todas las cubiertas, además, abrís la ventanilla y vas a ver todo el aire que entra-
-Ah, no lo llevés a más de 200 por hora, mirá que está limitado electrónicamente-
Le dijo sonriendo.-
Anselmo lo miró primero con cara de asombro y después se dio cuenta de la broma.-
-Está bien, de 190 no lo paso- retrucó.-
El encargado le dio las llaves y le mostró algunas cosas técnicas del vehículo.-
Luego, los dos regresaron al depósito.-
Un sobre con bastante dinero en efectivo, una tarjeta Banelco, por las dudas, una cámara fotográfica profesional, muy buena una notebok y un grabador chiquito, fueron los elementos que debía llevarse y tras las interminables recomendaciones del hombre, Anselmo cargó todo en el auto.-
Se sentó esperando que el encargado corriera el Civic para poder salir, mientras miraba el auto por adentro haciéndose la idea que iba a ser su compañero por varios días.-
Lo encendió y el motor respondió perfectamente, lo que le produjo una gran sensación de alivio.-
Despacio comenzó a salir y con la mano saludó al encargado que comenzaba a estacionar nuevamente el Honda.-
Subió las dos rampas de los subsuelos sonriendo, las cubiertas rechinaron ruidosamente mientras giraban y enseguida ganó la calle.-
A las dos cuadras, se detuvo y sacó el celular.- Marcó el número de su casa.-
Anselmo vivía con su mamá.- Había perdido al padre el año pasado y no tenía hermanos ni mucho menos, novia.- Realmente, trataba en lo posible de no dejar sola a la vieja.-
¡¡Vieja........Anselmo te habla!!
-Hola, vieja, te llamo para que me preparés algo de ropa y de comida que me voy de viaje......... a Santiago........si, ahora........no, en auto, me lo dieron en el diario, estoy en camino a casa, pero andá ganando tiempo y preparame algo para llevarme.......no sé, lo que quieras, algunas milanesas, lo que tengas y meté en un bolso un par de calzoncillos, algunas medias y algo de ropa liviana que hace calor.....bué.......chau......si……..yo también te quiero mucho-
El trayecto a la casa era bastante largo, Anselmo vivía casi en la provincia, debía cruzar todo el centro y algo más.-
-Puta, espero que no me agarre ninguna manifestación, estos boludos tienen la puta costumbre de joder a medio mundo, seguro que no tienen nada para hacer, nada más que romper las bolas.- Pensó casi en voz alta.-
Una hora después, rodeando un piquete que hacía batifondo y reclamaba algo frente a una escuela, llegaba a su casa.-
La madre tenía todo listo, hasta un termo con agua caliente para el mate.-
¿Nene, porque te vas? le preguntó mientras le tomaba la cara con las dos manos y lo besaba.-
-Me dieron un laburito, tengo que hacer una nota en Santiago del Estero-
-Es lejos.........hace mucho calor-
-No hay problema tengo varios días y voy a ir despacio, porque tengo que pensar por donde empezar, casi ni me dijeron de que se trata-
-Bueno, pero llamame, vos sabés que me pongo intranquila cuando no estás-
-No te preocupés vieja, te voy a llamar todos los días, hacé de cuenta que me tomé unas vacaciones, además, si necesitás algo, me llamás al celular-
-Y bueno.......hace mucho que no salís a ningún lado, desde que murió tu papá, te la pasás siempre conmigo, así que andá y divertite un poco que no te va a hacer nada mal- Le dijo la mamá mientras lo llenaba de besos.-
Entre los dos cargaron las cosas en el auto.- La madre le explicó todo lo que le había guardado en el bolso.- Se despidieron y arrancó, siempre saludando con una mano en alto afuera de la ventanilla, hasta que dobló en la esquina.-
El viaje iba a ser largo.- Promediaba la mañana y el calor era agobiante, pero el encargado tenía razón, con todas las ventanillas abiertas, entraba una airecito lindo.-
-Mejor que estar en el diario sin el aire acondicionado, ya no daba más- Pensó y se sonrió.-
Los edificios fueron bajando en altura y se ralearon confundiéndose con la vegetación de los jardines.- Las casas comenzaron a desaparecer y un paisaje de sembradíos y vacas llenaron el espíritu de Anselmo.- El horizonte se hizo lejano y se tiñó color cielo.- Al principio un enjambre de coches lo acompañaba, algunos a velocidades frenéticas, pero no importó, los dejó pasar, ya se respiraba otro aire y una paz incomprensible le inundó el corazón.-
El auto andaba perfectamente bien y poco a poco se fue quedando solo, en un río de asfalto gris.-
Eran muchos kilómetros y seguramente haría un alto a la noche para poder descansar, pero como no quería gastar plata, pensó en comer lo que le había preparado la vieja y dormir en el mismo auto, adentro de alguna estación de servicio.-
La radio, sintonizada en FM fue perdiendo señal y mientras manejaba sin sacar la vista del camino, se entretuvo buscando alguna otra emisora regional que se escuchara por la zona adonde transitaba.-
Una sonrisa le iluminó el rostro y pensó en la forma que iba a comenzar la nota.- Hasta las palabras justas le vinieron a la mente.- En voz alta, las repetía como si fuera un discurso, para no olvidarlas.- Seguramente, cuando se detuviera, las iba a escribir en la compu, así comenzaría a armar todo.-
El mediodía lo tomó por sorpresa en medio de la nada y buscó su primer refugio.-
Una estación de servicio, le sirvió para cargar combustible y descargar otras cosas y por fin, a la sombra de un árbol, abrió uno de los taper….el más chiquito y dio cuenta de las primeras milanesas que le preparara su mamá.- Estiró un poco los pies y siguió camino rumbo a la noche.-
Todo funcionaba bien y una sonrisa gigante le iluminó el rostro.-